Sucedió que un día, un grupo de personas que no se conocían entre sí pero que sin saberlo compartían algo en común, recibieron una invitación. Para asistir a una fiesta. Una fiesta de Navidad. ¿Dónde? Esa era la clave que los unía: en un restaurante barcelonés del que todos eran clientes más que habituales; La Taverna del Clínic. Ahí se conocieron y ahí decidieron quedar otro día para almorzar, como no, en La Taverna. Y en esa reunión de gastroadictos al templo de los #simoesbrothers nacieron hace apenas dos años “Los Taverneros”.
Guiados por Manuel Simôes y de la mano de Bodegas Chivite el año pasado y de Taittinger este verano , estos 10 afortunados y adictos al buen comer, disfrutaron de sendos viajes para conocer las respectivas bodegas y sus entornos.
Un viaje breve, intenso, a lo grande.. para descubrir los entresijos de diferentes empresas que abastecen a la Taverna con sus mejores productos es el objetivo de estas escapadas.
La de este año dio mucho de sí: un divertido e inolvidable viaje a Francia, comandado por Manuel Simôes. Primero Paris, con visita a la Tour Eiffel, al Sacre Coeur y almuerzo en el Restaurante “Le Meurice” del prestigioso chef Alain Ducasse. Y luego Reims, con visita a la Catedral incluída, antesala de una visita a los viñedos Taittinger que culminaría con una cena exclusiva en el Château de la Marquetterie.
Hace tiempo te contábamos en el blog cómo surgió la relación que vincula a La Taverna del Clínic con el exclusivo champagne Taittinger. ( Si no la leiste, puedes hacerlo aquí ).
Fue una experiencia inolvidable. Dan fe de ello las fotos que ilustran estas líneas.
Tan inolvidable que Manuel se trajo consigo un recuerdo “bien visible”. Cuando te pases por la Taverna, dale un vistazo a la bodega… verás esta fantástica escultura hecha en resina
Paseando por Reims la vió en un escaparate, y no pudo resistirse a comprarla. No tuvo en cuenta lo “divertido” que iba a ser el viaje de vuelta en el avión con ella pero, solo con ver lo bien que luce entre tantas botellas , mereció la pena ¿ no te parece ?
Por Mónica Castelao